En el sector agrícola, tanto de frutas y hortalizas como del ornamental, la eficiencia y la sostenibilidad son pilares fundamentales para garantizar la viabilidad y el éxito de las explotaciones. En este contexto, el uso de las mallas antihierba se ha consolidado como una práctica básica, ofreciendo soluciones para diversos desafíos.
Tradicionalmente conocidas por su papel en el control de la vegetación espontánea sobre el suelo en cultivos, mejorando el tránsito en el terreno sobre el que se aplica o incluso como mallas antihierba para la sujeción de taludes, estas mallas antihierbas también tienen una aplicación de gran valor: la cubrición de balsas y embalses de agua para riego.
Mallas para cubrir y proteger el agua de riego en balsas y embalses.
La gestión del agua es importante en la agricultura actual. Las balsas de riego en las propias explotaciones son en muchos casos un recurso estratégico para disponer de agua asegurada para las plantaciones, por lo que mantener la calidad y cantidad de este recurso es una prioridad.
Aquí es donde las mallas antihierba, como las que fabricamos y comercializamos en Nutriflor, con los más altos estándares de calidad, demuestran su potencial. Las mallas antihierba para cubrir balsas de riego son una solución rápida y económica.
Control de la proliferación de algas.
Entre los principales beneficios de cubrir una balsa de riego con una malla antihierba está en su capacidad para controlar de manera efectiva la proliferación de algas.
Al impedir el paso de la luz solar, se frena el crecimiento de estos organismos tanto en la superficie como en el fondo del agua. Esto se traduce directamente en una menor necesidad de aplicar tratamientos químicos para su control, lo que a su vez favorece un enfoque más sostenible y reduce los costes operativos para viveristas.
Protección contra el polvo, hojas secas y otros residuos.
Otro de sus beneficios está en su acción como pantalla protectora contra elementos externos como polvo, hojas secas y otros residuos que el viento puede arrastrar, manteniendo el agua más limpia y apta para el riego.
Estos elementos, suelen ser arrastrado por el mismo viento sobre la malla antihierba, acumulándose en los extremos de la balsa, lo que permite su rápida retirada en momentos que así convengan.
Reducción de la pérdida de agua.
Otro aspecto de interés es la optimización del recurso hídrico. El agua en un embalse expuesto al sol y al viento sufre un proceso de evaporación significativo. Al cubrir la superficie, la malla antihierba reduce notablemente esta pérdida por evaporación, permitiendo un uso más eficiente del agua almacenada, un factor de suma importancia en regiones con escasez hídrica.
Para empresas de construcción de balsas, esto representa un argumento de venta para sus clientes, quienes buscan maximizar la eficiencia de sus infraestructuras hídricas.
Protección de la fauna del lugar.
Siguiendo con las ventajas, está la protección de la fauna, a menudo subestimada. Las mallas evitan que aves y pequeños animales accedan directamente al agua, minimizando el riesgo de que queden atrapados o se ahoguen, contribuyendo así a la seguridad y el equilibrio del ecosistema circundante.
La elección e instalación correcta de la malla antihierba en balsas.
Referente a las mallas antihierba para cubrir balsas de riego, para asegurar la máxima eficacia, la selección de la malla antihierba adecuada es fundamental. Es importante elegir un material que ofrezca la permeabilidad, resistencia y tamaño de orificios idóneos para las condiciones específicas del embalse. Desde Nutriflor ofrecemos una gama de mallas diseñadas para soportar las exigencias del entorno agrícola, garantizando durabilidad y rendimiento según su uso.
La instalación de estas mallas en una balsa de riego es un proceso que requiere planificación y ejecución profesional. Previamente, es imprescindible limpiar el terreno perimetral de cualquier vegetación, residuos o piedras que puedan interferir. Una medición precisa del área a cubrir es necesaria para calcular la cantidad exacta de malla y evitar desperdicios.
Una vez preparado el terreno, el proceso de instalación implica el correcto anclaje de puntos de sujeción en todo el perímetro de la balsa. Estos puntos deben ser robustos, ya que soportarán no solo el peso de la malla, sino también la tensión provocada por el viento, y la posible acumulación de agua, pedrisco o nieve dado el caso. Sobre estos puntos, se crea un entramado de cables tensados que servirá de soporte a la malla antihierba.
Posteriormente, se procede a desenrollar y extender la malla sobre la superficie de la balsa, asegurándose de cubrirla completamente y dejando un margen adicional para la sujeción. La fijación de la malla al perímetro y al entramado de cableado es un paso decisivo. Se recomienda un doble cableado en la parte superior para una mayor robustez y, si se considera necesario, el uso de grapas o estacas especiales para fijar el perímetro al suelo a distancias regulares. Cubrir los bordes de la malla con tierra o grava también puede ser una opción para una fijación más segura.
Seguridad en las balsas de riego cubiertas con mallas antihierba.
En el contexto de las mallas antihierba para cubrir balsas de riego, es importante recordar la necesidad de integrar accesos controlados a la balsa para su mantenimiento y seguridad. La seguridad debe ser una prioridad, y cualquier ocultación visual del embalse debe ir acompañada de las medidas de seguridad adecuadas, como vallas de cerramiento e indicadores, para prevenir accidentes.
Como vemos, las mallas antihierba para la cubrición de balsas de riego representan una inversión para cualquier profesional del sector agrícola. No solo optimizan la gestión del agua y la calidad del recurso, sino que también contribuyen a una agricultura más sostenible y eficiente. Si desea más información sobre las soluciones de mallas antihierba de alta calidad, no dude en contactar con el departamento técnico comercial de Nutriflor.